Había una vez un misionero, blanco, que estaba viviendo en África con una tribu de negros.
Un día, la mujer del jefe de la tribu, dió a luz un bebé, blanco, y el jefé montó en cólera.
Fué a buscar al misionero blanco, para matarlo.
Asustado, el misionero trató de explicarle que cosas así eran posibles.
-¡No me mate jefe! ¡Estas cosas pasan en la naturaleza!
– ¡Mentira!
– Mire mire, ¿ve ese rebaño de ovejas? Todas son blancas, ¡pero hay una negra!
El jefe se pone serio…
-Vale, yo no decir anda de niño blanco si tu no decir nada de oveja negra